Los hijos heredan los beneficios en el aprendizaje de
la práctica deportiva
( JANO.ES · 23 abril 2019)
Un estudio liderado por científicos
del CSIC constata que las crías de los roedores más activos aprenden y
memorizan mejor que las de los sedentarios.
Un estudio liderado por el Consejo
Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha demostrado en ratones de
laboratorio que los beneficios cognitivos del ejercicio físico moderado son
heredados por la crías, aunque estas sean sedentarias. Según los resultados,
publicados en la revista PNAS, los hijos de los ratones corredores
aprenden y memorizan mejor que la progenie de los padres sedentarios. Para
saber más sobre este hallazgo, los científicos analizaron los mecanismos
cerebrales a través de los que esta herencia puede tener lugar.
“El ejercicio físico es bien conocido por sus efectos positivos en la salud
general y específicamente en la función y la salud del cerebro”, explica José
Luis Trejo, biólogo del CSIC en el Instituto Cajal y líder de la investigación.
“En este trabajo, la transmisión directa de los efectos inducidos por el
ejercicio desde el cerebro de los padres hasta el cerebro de las camadas
demuestra que la actividad física paterna influye en la fisiología cerebral y
la cognición de sus crías”, añade.
Estudios anteriores ya habían demostrado la herencia por mecanismos
epigenéticos de los efectos negativos del estrés sobre el funcionamiento del
cerebro. En cambio, no existían evidencias claras sobre si los efectos
positivos de alguna conducta podían heredarse intergeneracionalmente. “Nosotros
hemos determinado que el ejercicio de los padres hace que las crías aprendan y
memoricen mejor tareas tanto espaciales como no espaciales, y qué ocurre en el
cerebro para que ello suceda”, explica Trejo.
“Concretamente, hemos descrito todos los genes cuya expresión cambia en el
cerebro como consecuencia del ejercicio físico, tanto en padres ejercitados
como en sus crías sedentarias. Y hemos revelado que las mitocondrias del
hipocampo están más activas, y que la neurogénesis hipocampal adulta está
incrementada”, precisa. Según los expertos, estos cambios en el cerebro de las
crías replican los cambios que el ejercicio indujo en el de sus padres
corredores.
La buena herencia de los ratones
corredores
Esta mejoría cognitiva se ha replicado en tres modelos experimentales
distintos. Primero, se compararon las crías sedentarias de roedores inactivos
con las de padres ejercitados. Luego, se cotejaron los resultados de las
camadas de ratones sedentarios con las camadas de los mismos padres después de
un programa de ejercicio físico de varias semanas.
Por último, se analizaron las camadas de sedentarios y corredores concebidas
mediante fertilización in vitro y transferencia de embriones. En los 3 casos se
obtuvo el mismo resultado. “Estos hallazgos tienen un impacto enorme en
neurobiología, puesto que revelan que caracteres adquiridos durante la vida de
los padres, en función de los distintos niveles de actividad física, son
transmisibles a sus crías aun cuando estas crías no hagan ejercicio”, detalla
Trejo.
“Además, la posibilidad de que el incremento en el número de neuronas del
hipocampo pueda heredarse es de la mayor relevancia, considerando que estas
nuevas neuronas han sido asociadas con ansiedad y depresión, con la capacidad
de orientación espacial, y con el aprendizaje y la memoria en general”,
concluye el investigador.
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